viernes, 3 de julio de 2015

Alpes 2015. Ruta 6. Monte Crostis y Monte Zoncolan



La ruta prevista para esta jornada es corta pero muy dura, 61 Km. y 2750 m. de desnivel con la ascensión de dos puertazos de cuidado en los Alpes Cárnicos, el Monte Crostis y el Monte Zoncolan.






Pequeño traslado en coche de 12 Km. desde Villa Santina hasta Comeglians. Podría haber empezado ya la ruta en Villa Santina pero prefiero quitarme los Km. llanos. A las 09:15 empiezo a pedalear. Un Km. llano y tras pasar un puente sobre el río Margo inicio la subida del Monte Crostis. Por delante me esperan 14 Km. al 10% de pendiente media.



Desde el principio la pendiente se pone en el 10%  y prácticamente todos los Km. del puerto van a ser a esa media. De momento la carretera es ancha y el asfalto no está mal. Atravieso el pequeño pueblo de Mieli y un par de Km. después llego a Tualis donde la subida da un poco de respiro con un Km. al 7%.






A partir de aquí la carretera se estrecha muchísimo y discurre durante varios Km. por un frondoso y bonito bosque, aunque apenas permite contemplar alguna vista del valle. La tormenta caída la tarde anterior ha dejado mucha humedad y el cerrado bosque está espectacular.






La carretera sale del bosque y se llega a la parte más dura de la subida con un Km. al 13% donde ya empiezo a notar toda la dureza anterior y el sol empieza a calentar bien. Esta parte final del puerto es realmente espectacular.






Una vez coronado el puerto la idea que llevo es continuar por la panorámica de la Vette, tramo sin asfaltar de unos 6 Km. y luego bajar por la vertiente de Ravascletto, según el diseño de la durísima etapa del Giro de 2011 que incluía el Monte Crostis antes del final en el Zoncolan. Desafortunadamente la subida al Crostis se suprimió y no parece que de momento sea posible que el Giro pase por allí.



Primero tengo algo más de un Km. de bajada y pasado el Agroturismo de Malga Chiadinis se termina el asfalto y empieza el sterrato. El camino es estrecho y en ligero descenso y está muy pedregoso. Hago apenas un Km. y empiezo a no tener la cosa clara. Tengo que ir bastante despacio sorteando las piedras y veo que se me va a hacer muy largo así que finalmente decido darme la vuelta y bajar el puerto por donde he subido.



No sé si la decisión fue la acertada y todavía tengo la espinita clavada y pienso que tenía que haber seguido para adelante y disfrutar por completo de esta realmente espectacular panorámica de la Vette.






Ya de vuelta, cuando llego a la cima del puerto hay otro ciclista, así que vuelvo a parar. Un poco de charleta y aprovechamos para echarnos unas fotos antes de empezar la bajada, que como siempre hago despacito sacando más fotos. En Comeglians paro en el coche para comer alguna cosa y después continuo la ruta en dirección al pueblo de Ovaro que se encuentra a tan solo 3 Km.



En esta localidad empieza la subida del temido Monte Zoncolan, el “Káiser” como fue bautizado en Italia. En la carrera entre el Giro y la Vuelta por buscar la subida más difícil, iniciada con el estreno del Mortirolo en el Giro de 1990, la Vuelta responde con el Angliru en la edición de 1999 y toma ventaja en esta lucha. La cosa no podía quedar así y en el Giro de 2003 se sube por primera vez el Zoncolan, aunque por la vertiente de Sutrio, menos dura, y ya en la edición de 2007 se estrena está terrorífica vertiente de Ovaro. Los números de está subida asustan: 9.7 Km. al 12.4% de pendiente media, pero con un brutal tramo intermedio de 6 Km. al 15% de pendiente media.


Empiezo a subir por una carretera estrecha con un asfalto impecable. Los dos primeros Km. son “normales”, al 9.5% y al 5.7%, los únicos, junto con los dos finales, donde se puede disfrutar un poco de la ascensión.





Enseguida empiezo a notar que las sensaciones no son muy buenas y las condiciones en las que voy a subir no son las mejores. La una de la tarde y hace un sol de justicia, más de 30º, y mucha humedad, el valle es una autentica caldera. Vamos, que tengo muy claro que soy carne de cañón.



Llego a Liariis, “La porta per l’inferno” como reza una pancarta que colocan a la salida del pueblo (aunque hoy no está puesta). Y debe ser verdad porque yo ya me estoy empezando a cocer, jaja.




Empiezo a trepar por la tremenda pared. Mucha zona recta que psicológicamente se hace muy duro. A la velocidad a la que subo, unos 6 Km/h, parece que no avanzas y cada Km. es un mundo. El 34x29 se queda corto, la pendiente no afloja en ningún momento, y de tanto tirar de riñones acabo reventado. Como era de esperar, totalmente fundido, termino por poner pie a tierra. El Káiser ha podido conmigo. De los 6 Km. duros no he llegado ni a la mitad. A partir de aquí me lo tomo ya con calma para no forzar la máquina y subo tramos montado y otros andando haciendo alguna foto.




El bosque va desapareciendo poco a poco y llego a la zona de los túneles, hasta 3 hay que atravesar en esta parte. La pendiente en los últimos 2 Km. baja hasta el 8-9%  de media que en comparación con todo lo anterior ya no supone ningún problema. Supero las tres herraduras finales con las mejores vistas de toda la ascensión y llegó por fin a la cima.




Me estoy un ratito en la cima y para abajo. Aquí lo más lógico es bajar por la vertiente contraria, la de Sutrio, con mucha menos pendiente, pero quiero seguir echando más fotos y bajo por el mismo sitio. En la primera parte no tengo ningún problema, aunque ya veo que las ruedas se están calentando demasiado, pero en cuanto llego a la parte dura revienta la rueda delantera. Cuando detengo la bici la cámara se ha salido por completo y la tengo enredada por los radios. Con las ruedas de carbono, el calor que hace y la pendiente tan fuerte bajar por ahí es una temeridad.

La cubierta está bien, cambio la cámara y sigo bajando. Pronto veo que me faltan frenos y la rueda vuelve a estar ardiendo, así que decido continuar la bajada andando. Un rato después baja una pareja con una furgo. Me preguntan si todo va bien y que me pueden bajar y en un primer momento les digo que no, pero afortunadamente me lo pienso mejor. Cargamos la bici y me voy con ellos. Ya casi llegando a Liariis otra pareja de ciclistas está también bajando andando, casi seguro que también hayan reventado la rueda.

Como ellos van para otro lado les digo que me dejen en Ovaro, que puedo ir sin problema hasta donde tengo el coche en Comeglians, pero se empeñan en llevarme hasta allí. Y de esta curiosa forma termino esta ruta.

No creo que vuelva a aparecer por allí, este no es un puerto de mi gusto, pero si alguna vez vuelvo a intentar subirlo varias cosas tengo claras, empezar prontito con la fresca, llevar un 32 por lo menos, y desde luego ya no vuelvo a bajar por ahí ni de coña.



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